La Importancia de un Centro de Meditación por Lama Zopa Rimpoché













   Ahora puedes comprender la importancia de un centro de meditación,
la necesidad de un lugar en dónde la gente pueda estudiar las
enseñanzas sobre el desarrollo de la compasión; una organización
establecida con el fin de ofrecer instrucciones para desarrollar el
buen corazón. La compasión –el buen corazón– es extremadamente
importante, pero necesitas conocer el modo de generarla. Necesitas
estudiar la totalidad del camino. Por consiguiente, es esencial que
existan lugares que ofrezcan a las personas la oportunidad de estudiar
todas las enseñanzas del Buda, no sólo la sección que habla de
la compasión, sino el camino completo a la Iluminación; todos los
aspectos del método y de la sabiduría.
   La esencia del budismo es la compasión hacia todos los seres sin
discriminación alguna y, sobre esta base, no dañar. No dañar a otros
y, también, beneficiar a todos. Una compasión que no sólo está dirigida
hacia los amigos, sino también hacia los enemigos. Compasión
por todos sin excepción: amigos, enemigos y extraños. Ésta es
la esencia del budismo.
   Por consiguiente, se enseñará a desarrollar compasión hacia los
demás a toda persona que acuda a un centro de darma para estudiar
las enseñanzas del Buda y aprender a meditar. Esto significa que cada
una de las personas que acuden a un centro de darma dejará de
dañar a los seres, dejará de perjudicar al mundo. En otras palabras,
innumerables seres, la gente de este mundo, la gente de cada país,
no recibirá perjuicio de ninguna de las personas que vienen al centro
para estudiar el darma y practicar la compasión. De este modo,
innumerables seres reciben mucha paz y felicidad de cada una de
ellas.
   Cuando se imparten enseñanzas del Buda, en especial el Lam
Rim –las enseñanzas para subyugar la mente, para cuidar y proteger
la propia mente y la de los demás–, las etapas del camino a la Iluminación,
ya sea en un curso de una semana, de un fin de semana,
de un día o incluso en una simple lectura, se suele poner énfasis en
el karma o en la compasión. La esencia del tema es, por lo general,
no dañar a los demás y, sobre esta base, beneficiar a otros tanto como
sea posible. Así pues, aunque las enseñanzas sólo hayan durado
unas pocas horas, la mayoría de la gente saldrá de ellas con la comprensión
de que, por lo menos, deben evitar dañar a los demás.
   Puede que muchas de estas personas no sean capaces de llevar a
cabo un gran número de prácticas tradicionales –sadanas, recitaciones
de mantras, prácticas preliminares, meditaciones en el Lam
Rim–, pero, al menos, cuando vean hormigas u otros insectos en el
suelo, evitarán pisarlos. Aunque no efectúen ninguna de estas otras
prácticas, al menos, tendrán presente el pensamiento de no matar insectos,
gusanos, etc. Al menos, quedará en sus mentes esta práctica
mínima, que es en sí misma de gran beneficio. Aunque no puedan
hacer nada más, al menos pensarán: “Matar es una acción errónea;
es incorrecto quitarle la vida a otro ser”.
   Los animales e insectos reciben entonces mucha paz, y también
la reciben esas mismas personas, pues al crear menos karma negativo
no tienen que experimentar los resultados de sufrimiento que, de
otro modo, hubieran madurado en una vida trás otra. La ausencia de
esto es paz. Los otros innumerables seres que sienten –animales, insectos,
otros seres humanos– no reciben perjuicio de ninguna de las
personas que han dejado de matar después de haber acudido a un
centro. Éste es sólo uno de los extensos beneficios que ofrece un
centro de darma. Además, evidentemente, están todas las enseñanzas
y meditaciones sobre el Lam Rim, la vacuidad, la bodichita, las
prácticas preliminares, etc. Pero el mero hecho de dejar de matar es
de sumo beneficio; aporta mucha felicidad a otros muchos seres.
   Antes de la iniciación de Kalachakra que impartió S.S. el Dalai
Lama en Australia, en 1996, hice un mes de retiro en casa de un estudiante,
cerca del océano. Iba cada día a la playa para hacer una
práctica en la que se hace ofrecimiento de agua a los pretas. Se recita
un mantra especial, que bendice el agua, y después se ofrece el
agua a los pretas, que la reciben como néctar. Toda la extensión de
agua aparece ante ellos como néctar que purifica sus mentes. De esta
manera quedan liberados de los reinos inferiores y reciben un
buen renacimiento. En la playa solía ver a muchas personas pescando.
No lo hacían porque tuvieran hambre, sino como un pasatiempo.
Salían en barca o se quedaban en la orilla del mar con sus cañas
de pescar durante horas. Así, muchos peces perdían sus vidas. No
obstante, si un amante de la pesca acude a un centro de darma y, como
resultado de escuchar enseñanzas sobre el karma y la compasión,
deja de matar, se salva la vida a muchos peces, sin mencionar
a todos los otros animales e insectos que esa persona dejará de dañar.
   Si una persona no cambia su mente, si no cambia sus acciones,
muchísimos seres que sienten tendrán que sufrir mientras ella viva,
tanto como sufrirá ella misma en muchas vidas futuras, cuando tenga
que experimentar el horrible karma que ha creado. Pero si esta
persona acude a un centro y deja de matar, otros recibirán mucha
más paz y felicidad durante todos esos meses y años que siga en vida.
La persona que muere sin haber tenido la oportunidad de escuchar
el darma del Buda, o de transformar su mente, por el contrario,
cuanto más viva, más perjudicará a los demás y a sí mismo.
   Para desarrollar compasión, bodichita, necesitas algo más que la
meditación. Necesitas recibir la bendición de la deidad especial de
la compasión, Chenresig (Avalokiteshvara). Entonces, tu meditación
en el camino será más eficaz para generar en tu mente el logro
de la compasión. En Tíbet y en otros países del Himalaya, muchas
personas recitan el mantra de Chenresig, OM MANI PEME HUM.
Muchas de ellas son personas sencillas que no saben leer o que tienen
una comprensión intelectual muy limitada de las enseñanzas.
No obstante, allí donde se encuentren –mientras trabajan, viajan, o
están en casa–, recitan constantemente este mantra. Sólo por esto y
por su devoción y sus oraciones al Buda Compasivo, Chenresig,
suelen ser personas de naturaleza compasiva, con un corazón muy
cálido, y siempre más interesadas en el bien de los demás que en el
suyo propio, deseando ayudar a otros y hacerles ofrecimientos materiales.
   Por ejemplo, mi madre murió a los 84 años, hace ya algún tiempo.
Ahora se ha reencarnado como un niño y ha nacido en Nepal,
cerca de donde había vivido. Este niño recuerda con toda claridad a
las personas y las cosas de su vida anterior. Una razón por la que pudo
reencarnarse como un ser humano, con una mente clara y con la
habilidad de recordar tantas cosas, fue que solía recitar a diario
50.000 mantras del OM MANI PEME HUM, cosa que hizo casi
hasta el momento de su muerte. Fue también monja durante los últimos
17 años de su vida y vivió en la moralidad pura de su ordenación.
Debido a ello, fue capaz de reencarnarse como un ser humano,
con la oportunidad de practicar el darma una vez más.
   Los centros de darma son de máxima importancia para el mundo
de hoy. Ofrecen a las personas la oportunidad de aprender acerca
del karma y de la compasión. La paz del mundo depende de personas
dotadas de amor afectuoso y de compasión. Si la gente no tiene
compasión, la vida se vuelve muy peligrosa. Por eso necesitamos
lugares en donde se enseñen los métodos para desarrollar la compasión.
Ahí es donde aprendes; ahí es donde ofreces a otros la oportunidad
de aprender. No puedes confiar en una paz conquistada con
las armas. Pero una paz sin emplear la fuerza, a través de personas
que transforman sus mentes generando compasión, por elección,
con libertad, trae beneficio al país, al mundo y a todos los seres. Así
pues, los centros de meditación cuya práctica esencial es la compasión
y en donde se enseña a la gente a traer paz, son indispensables
incluso para la paz del propio país.
   Por lo tanto, los miembros de las organizaciones de darma tienen
que conocer todos estos beneficios que acabo de explicar, desde el
más pequeño –que la gente deje de matar–, hasta el de la Iluminación.
Todas la personas que de algún modo cooperen con el centro
están ofreciendo la Iluminación a los demás; ayudándoles a comprender
el karma, están contribuyendo a que encuentren la liberación
del sufrimiento y obtengan renacimientos favorables. En otras
palabras, están ofreciendo paz y felicidad a muchos seres. Todas las
personas que colaboran con el centro, sea cual fuere su número, están
efectuando esta increíble contribución al mundo. Todos estos beneficios
vienen de cada una de las personas que ayudan a que el centro
exista, se desarrolle y lleve a cabo su labor. Es bueno ser consciente
de esto, recordarlo, y disfrutar de los beneficios. Por lo tanto,
me gustaría pedir a cada uno de vosotros que continúe con su práctica
y que siga ayudando a su centro para beneficio de otros seres.


Extracto del libro gratuito "Virtud y Realidad" de Lama Zopa Rimpoché.

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